Siempre quise tener un blog.
Siempre he creído que mi ansiedad tiene mucho que ver con la cantidad enfermiza de pensamientos que tengo taladrándome y acaparándolo todo dentro de mi cabeza y hace unos años, vengo masticando la idea (necesidad) de volcarlos todos en alguna parte.
Este blog lo cree hace años: 2011 para ser exactos, año donde literal acababa de tocar un hermoso fondo existencial y comenzaba a ver ligeros y muy tenues trazos de lucesita en mi endeudada y entonces fracasada (sin comillas) vida.
"Cutipaste" viene de Jorge Drexler. (Por supuesto).
Antes de comenzar la canción "No voy a ser yo" con Kevin Johansen, Drexler dice "Pero yo creo que después es un poco de... cutipaste" y desde que la escuché, aunque no sabia qué carajos quería él decir con ella, me marcó para siempre.
El 2010 fue sin duda para mi el peor año de mi vida, hasta ahora. Y deseo de todo corazón que así sea para siempre. Ese año fracasé en muchísimas cosas (nuevamente sin comillas) y en lo que no, pues fiel a mi estilo y mis espectaculares habilidades para ello, me encargué de sabotear todo lo bueno que me quedaba y acabé con todo. Literalmente... no dejé nada. Maté, malogré y destruí todo, absolutamente todo a mi paso, hasta convertir mi vida, en un total limbo existencial con un panorama desolador y deprimente. Es raro porque recuerdo totalmente la sensación que tuve entonces y hasta ahora, me es bastante familiar: recién ahí, cuando noté que no quedaba nada, tuve una sensación cálida en la boca de mi estómago, una calma... si, ya no quedaba nada, ni bueno ni malo, pero esa NADA había matado de alguna forma mágica y maravillosa, toda la ansiedad que siempre llevaba a cuestas. Y eso, aunque hasta ahora nunca lo había dicho en voz alta y gracias a Dios ya no me pasa, me encantaba.
Ese año caminé muchísimo. Caminar en cantidades extremas, siempre ha sido como un ritual para mi. Lo hago cuando no puedo más con mi ansiedad, cuando mis pensamientos son más pesados que mi misma, cuando tengo estas etapas interminables de insomnio, cuando quiero simplemente destruirlo todo en mi vida a patadas y cuando por supuesto: no tengo un mango donde caerme muerta. Bueno, en el 2010 era todo lo antes mencionado (y más).
Ese año caminé y caminé, usaba todos los días casi siempre la misma ropa porque hasta pensar qué demonios ponerme al día siguiente me valía madres y me dediqué a simplemente pensar en nada.
Ese año había salido el disco "Amar la trama" de Jorge Drexler y como lo habría descrito en mis no tan buenos tiempos: lo quemé tan brutal y despiadadamente, que hasta podría considerarse una falta de respeto al músico. Lo hice y no me arrepiento. Lo hice y lo volvería a hacer mil quinientas veces.
Desde entonces Jorge Drexler tiene este como "don" inexplicable de calmarme de forma casi mágica e instantánea. Aún hasta puedo recordar cómo mis pasos iban al son de "amar la trama más que el desenlace", esquivando carros que no podía oír gracias a mis potentes audífonos y saltando por la verma central de todo San Borja Sur...
He tenido etapas densas, su par de momentos cada año donde hasta siento que nunca más volveré a dormir, donde el insomnio y la ansiedad vienen a comerme viva en plan de 5 tenedores y ahí siempre está él... guardado como en aquellos años en mi ultra nuevísima ipod nano (de esquinas redonditas) y hoy metido en su completa discografía descargada en mi cuenta de Spotify. Como la mejor pepa ansiolítica de todas, como la mejor terapia, como un cocktail de rivotril de 2mg mañana, tarde y noche.
Creo que ahora entiendo un poco más de a lo que se refería Drexler antes de que suene la guitarra eléctrica en el segundo 0:04 de esa canción... ese "cortar y pegar de la vida" que tenemos que hacer todos para sobrevivir, para lidiar con nuestros demonios, amores y alegrías... para que por no olvidarnos de nada, cortamos lo extra y pegamos lo bueno, cortamos lo que nos angustia, lo que nos da dolor de panza y pegamos encima asi sea con baba. De esto se trata un poco la vida, de descubrir ese "Jorge Drexler" que tenemos todos en algún lado de este universo, y "quemarlo" cada día sin vergüenza y cuantas veces sea necesario. De "fracasar" (ahora si con comillas) porque ya a estas alturas por fin entiendo que nada es fracaso, todo sirve, todo suma... así sea para el "cutipaste".
Bienvenido al blog, nuevamente.