Santiago nunca fue al nido, Luis y yo terminamos escogiendo un colegio que, sin premeditarlo, comenzaba desde nursery (3 años) así que preferimos saltarnos el nido y que empiece de frente el cole.
Por lo mismo, Santi lloró desconsoladamente y como si le echaran ácido, los 2 primeros bimestres hasta que finalmente lo superó y fue feliz siendo un "rabbit". Hizo amiguitos nuevos, fue a todos los cumpleaños que pudo y tuvo la primera exposición bilingüe que jamás olvidaré (un speech de 19 palabras dichas de memoria y a la perfección. 20 si incluimos el "gracias" del final).
Éste año Santi ya no lloró, aunque los chocolatearon para hacer los salones y entraron varios niñitos nuevos, le tocó con algunos rabbits y la misma miss que el año pasado, así que el tema fue mucho más relajado.
Desde el comienzo de año, Santi coincidía en las mesas con Valentina (chocolatean también los lugares donde los sientan cada semana) y desde que fuimos en Abril a entregarles sus diplomas por terminar su período de adaptación, noté que tenían una química muy tierna, que incluía maullidos de gatito, guiños y sonrisas cómplices ricotonas. Ésta química se fue haciendo más evidente con los meses, al punto que Luis la notó en su evento por el día del padre, la miss Luciana la resaltaba en nuestras reuniones bimestrales y hasta mi mamá y mi suegra quedaron fascinadas con "la amiguita Valentina" que no soltó a Santiago en toda la actuación por el día de los abuelitos.
Fue así como Valentina pasó de ser el nombre que más se repetía en los personajes de juegos de Santi, hasta a ser la protagonista de todas sus aventuras en el cole y un día (que nunca olvidaré) me vi enfrentada a una realidad para la cual aún no estaba psicológicamente preparada: Santi prefería cuidar de Valentina a subirse a un inflable.
Ella le teme a las alturas y por ninguna razón iba a subirse a los inflables (que encima eran para niños de más de 6 años) osea tranquilamente ella los veía como de 300 metros de alto. Y a Santiago le apasionan los inflables, mientras más altos y con más probabilidades de desnucarse...mejor. Así que muy racionalmente le dije: "pero sube tú y ella puede esperarte abajo", a lo que respondió con todo un desprendimiento y amor que nunca jamás esperé: "no mamá no puedo. No puedo dejarla sola".
En ese momento entendí dos cosas. La primera es que mi hijo ya sabe lo que es cuidar de otra persona y ponerla por encima de sus propios deseos por desnucarse dramáticamente en un inflable. Y la segunda es que ya tiene una mejor amiga, alguien que cuida y por la que se preocupa, y aún los fines de semana busca saber que está feliz (no es broma, tengo audios para probarlo). Estaba lista para ésto? Jamás en la vida lo estaré, pero reconozco que es lindo saber que dentro de esas cuatro paredes, donde pasan 6 horas al día lejos de nosotros, ya tiene personitas que también cuidan de él y lo quieren, siempre y cuando eso no signifique subir a más de metro y medio del piso.